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Descripción

Con una dedicatoria, posiblemente de Braceli.

Rodolfo Braceli Poemas

Gianni Mesticheli Fotografías

Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1984 22,8x16,8cm. paginas sin numerar.

Buen estado.

 

Del Prólogo

Nuestra especie humana, a medida que se ha ido alfabetizando, se ha vuelto más analfabeta. Analfabeta para las cosas primordiales. Esto ha sido dicho y escrito hasta el aburrimiento. Pero que no sea novedad no significa que sea menos grave.

El Hombre es lo que no es porque empezó perdiendo el sexto sentido. Después perdió, uno a uno, los otros cinco. Al final, por si todo lo anterior fuera poco, degolló al instinto padre y madre de los instintos: el de la conservación. Que se sepa, ni los robots, ni los animales cometen ese desatino.

El Hombre somos nosotros. No los demás. Nosotros, con la misma facilidad con la que progresamos para los asuntos de la técnica, de la ciencia, nos fuimos quedando ciegos para la percepción del acontecer primordial: ciegos de oído, ciegos de tacto, ciegos de lengua, ciegos de olfato, ciegos de ojos. Alevosamente ciegos.

El Hombre es un poderoso desguarnecido. Un coloso desmantelado. Un presuntuoso difunto.

El Hombre sabe, pero no siente. O no sabe sentir.

Ha progresado mutilándose, clausurándose, ofendiendo su índole.

Entretenido con sus hazañas, no se da cuenta de que él se está apagando. No se da cuenta de que ya no avanza. Lo que hace es huir, huir hacia el abismo.

Se apaga el Hombre porque ha perdido la sensualidad. Y la ha convertido en una palabra subalterna, equívoca.

Ha olvidado que la sensualidad está, incluso, en la sexualidad. Pero no sólo allí.

Ha olvidado que la sensualidad profundamente entendida significa conciencia de estar vivos y no mero placer. En todo caso, la sensualidad es placer conseguido conciencia mediante.

No quiere comprender, el Hombre, que la sensualidad es la vigencia de la sensorialidad y que tiene tanto derecho a la existencia, por lo menos, como la racionalidad. Que sensualidad y racionalidad deben coexistir, convivir equitativamente, y no como sucede a estas alturas del tobogán suicida cuando la racionalidad ejerce una suerte de despótica y desenfrenada dictadura sobre la cada vez más marginada sensualidad.

Debiera recordar, el Hombre, debiéramos recordarnos, que mediante la sensualidad podremos vadear el suicidio, devolverle el semblante al planeta….

Aprender a agonizar al revés, ésa es la cuestión, ésa es la clave crucial.

 

De eso habla este libro, y eso plasman sus fotos. Huyan los que busquen poesía y fotografías de ocasión, de destape. Aquí están las fotos de Gianni Mestichelli –italiano de nacimiento– tomadas entre 1980 y 1981 y expuestas en Buenos Aires dos años antes de la aparición de este libro varias veces postergados por el “imposible ahora”. Fotos singulares que demuestran que el ojo de la cámara tiene piel-tacto.

Aquí están los textos y poemas de Rodolfo Braceli. El conjunto, antiguos y nuevos poemas, prosas inflamadas y sermones salvajes constituyeron la letra de un espectáculo de larga y sugestiva vida: La Misa Pagana.