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Descripción

Martel narra en La Bolsa las circunstancias y las consecuencias del primer crack que conoció el país en 1890: la Bolsa estalló, mucha gente se arruinó y el país entero se vio comprometido con una política de usurarias inversiones de bancos extranjeros que arruinaron el brillante panorama que se había planteado en los años 80, cuando todo parecía ordenado y la economía prosperaba. La ganadería se había modernizado y se exportaba a lo loco, la agricultura comenzaba a hacerse fuerte, el “granero del mundo” se decía y sus productores y beneficiarios, la “oligarquía”, se enriquecían de modo tal que parecían los dueños no sólo de la Argentina sino del mundo. Construían palacios, algunos todavía subsisten, con “todo importado”, casi todo, absolutamente todo, menos el asado de tira, venía de Europa, objetos, cerámicas, plomería, adornos, ropa, vajilla, pinturas, libros, de ninguna manera querían ni necesitaban que se fabricara nada por aquí, qué podían esperar de los desarrapados que bajaban de los barcos, sin linaje, sin fortuna y sin lenguaje, o de los criollos, que seguían siendo los “vagos y malentretenidos” de la época rivadaviana.

Ferrocarriles y otras bellezas, préstamos a pagar vaya a saber cuándo, qué importaba: época loca en la que los sueños industrialistas de Sarmiento eran un recuerdo insoportable, lo importante para esos ricos era “estar integrados al mundo”, o sea vivir en París, comprar, adornarse, danza de millones originados ad-infinitum en la potencia de los toros y la fecundidad de las vacas y en las espigas de trigo.

Ese sueño no duró, Juárez Celman, impotente para pagar los brutales intereses de la deuda que había ido creciendo sin parar, renunció, una revolución se declaró y aunque no triunfó dejó dos cosas, el radicalismo encabezado por Yrigoyen y el socialismo por Juan B. Justo pero, además, y no es poca cosa, un conjunto de libros, en particular el de Martel, que muestran, al menos, la amargura de los que pudieron creer en ese modelo de vida y ahora comprobaban que empezar de nuevo no era nada fácil.

Ediciones del Valle 2007 primera edición.

192 p22 x 15 cm.

Interior excelente estado, tapa en uso.